miércoles, 8 de junio de 2011

La Vaca de Camilo y la eterna candidez de los cuentos de Autoayuda...

Una lectura casi obligada para aquellos que, por razones bien sabidas, esta cagados hasta el cuello con problemas personales, económicos, maritales, etc., es la re-contra conocida historia de La Vaca, del dr. Camilo Cruz. Una historia conmovedora sobre la capacidad del ser humano para tener éxito (lease "éxito" económico) en la vida y superar las adversidades mas abyectas y jodidas con solamente el poder del corazón y bla bla bla... En fin.
La historia trata sobre una familia pobre y humilde (¿las hay?¿en serio?) que tenia una miserablemente escuálida vaca lechera, la cual era su única fuente de ingresos. Un buen día, un par de ángeles (creo) pasaron por la casucha y decidieron visitar a "la gente de la vaca" para pernoctar en su humilde choza -como si esos seres durmieran o algo asi- y, de paso, ver de que forma podrían ayudar a dicha familia de sufridos campesinos. Entre algunos diálogos insustanciales y otras cosas que no vienen al caso, uno de los ángeles decide acabar con el sufrimiento y la pobreza extrema de la familia... matando a la pobre vaca. Luego del cruel y sanguinario asesinato, los ángeles se fueron tan campantes y volvieron al cabo de un año, para ver que onda con los pobres diablos quienes, según el cuento, sufrieron la madre con la pérdida de la única victima inocente de esta truculenta historia. Que grata sorpresa se llevaron los alados mensajeros divinos al ver, en lugar del pobre pahuichi donde antes vivía la familia, una gran casa solida y cómoda, y a la familia antes esmirriada, vestida con lujosas prendas y bien cerdos, de tanto bien comer. ¿Como había pasado eso? Según la historia, al ver al rumiante fiambre, los pobres campesinos sufrieron ante la perspectiva de no tener la plata que daba la leche de la vaca, y sufriendo ante el horror de una pobreza humillante, se decidieron a cultivar, comprando algunas semillas, el campo anexo a la casucha que la familia tenia en propiedad, vendiendo los frutos de un trabajo duro que les trajo, al cabo de un tiempo, ganancias suficientes para progresar... Y colorin colorado... Bueno. La moraleja de la historia es que todos tenemos vacas que es necesario matar para avanzar en la vida... Pero aquí surge mi critica perruna hacia este cuento absurdo aun en tiempos en los cuales los ángeles se paseaban libremente entre nosotros: La familia tenia en posesión un pedazo de tierra... ¿Acaso eran tan huevones los campesinos, que no se dieron cuenta que con eso, ya eran ricos? ¿Por que no se les ocurrió antes, incluso con la vaca flacucha como un pobre apoyo económico, hipotecar o vender la tierra o cultivarla, como efectivamente hicieron luego? La verdadera motivación, yo creo, hubiera sido si los campesinos idiotas no hubiesen sido propietarios de esa casona y su correspondiente campito... Ahí la historia no hubiese cuajado y si, por aquellas maravillas inventivas del dr. Cruz, los pobres hubieran prosperado igual, la cosa es ver cómo; una familia pobre, sin patrimonio, sin propiedades, sin dinero ahorrado, sin mas entrada que la leche de la pinche vaca y sin nada mas que hacer que exprimirla a la pobre, a ver como le hacen... Y ciertamente en el mundo hay gente así, en la cochina calle, en la mas absoluta pobreza, sin vacas lecheras ni un cobre en el bolsillo, sin sueños, sin esperanzas, sin nada mas que su hambre que es lo único que les hace sentirse vivos... Esa gente nace, vive y muere cagada. Ojala que a estos pseudo sicólogos se les ocurriera escribir algo para esa gente pero, bueno, supongo que estos no pueden acceder a libros o audio libros en MP3 porque, bueno, apenas tienen para comer, ademas que a dichos autores no les gusta escribir para no ganar dinero. Todo lo contrario. Piensen en ello.

Poema a la huevada

Es la una y pico de la mañana del miercoles... Una noche lluviosa, llena de goteras que inundan el alma, carcomiendo lentamente la tibieza inocente del arrullo terso, silente, alcanforado, de mi almohada solitaria... y en el nido garrafal de un pato noctámbulo, desvariando alucinado por la negra nube aguada, la resaca mineral del alma hecha jirones -cual huevo aguijoneado de nostalgias-, sale, se vivifica, se arremanga y se atornilla al infinito y se acomoda al filo del mojado charco azul de su morada...